ELLOS también tienen derechos como PADRES... La realidad de la Licencia de Paternidad en Costa Rica.
Autor: Denise ChavesLeer | Fecha: 27-08-2013
Soy madre, no soy abogada; y entiendo muy poco de los textos legislativos. Pero en el tema de la licencia por paternidad, luego de leerlo en las noticias me quedan claras 2 cosas: 1. El término es de ocho días, y 2. Sólo aplica para empleados públicos. Si nosotros lo hubiéramos tenido cuando nacieron nuestros dos hijos, yo hubiera celebrado el hecho de tener ayuda y compañía esos ocho días sin necesidad de preocuparnos porque gastábamos nuestras vacaciones.
Ahora, como mamá trabajadora, constantemente estoy leyendo y opinando en temas de la igualdad de género en el trabajo y por supuesto en el hogar. Junto con mi esposo tratamos de distribuir tareas y responsabilidades de la casa, aunque sea nuestro subconsciente y sus roles aprendidos el que nos juega los trucos la mayor parte del tiempo (yo sintiéndome responsable y culpable y mi esposo esperando agradecimientos por sus actos).
Pero en esta ocasión quiero aprovechar la noticia de esta decisión legislativa para expresar lo que pienso sobre 8 días de permiso por un nuevo bebé en la familia. La situación es más preocupante en algunos países en los que los padres no disponen de ningún día para cuidar a sus hijos recién nacidos así como sucede en el sector privado de nuestro país.
Adicionalmente, son muy pocos los países alrededor del mundo que disponen de políticas de maternidad y paternidad que reflejan una verdadera igualdad. Entre los países más adelantados se encuentran Islandia y Rumanía en los que la igualdad de los permisos es total, seguidos muy de cerca por otros como Alemania, Austria o Noruega (aunque en éstos el padre sigue estando perjudicado).
Si nosotros tuviéramos éstas opciones, tal vez iniciaríamos una relación del padre con los hijos de igualdad desde el inicio; ya que podríamos realmente pensar en quién se queda a cuidar al hijo desde una perspectiva de igualdad. Con esto no quiero decir que las mamás no vamos a ser las que nos queramos quedar con los hijos todo el tiempo, porque así nos pasa hasta a las que trabajamos. Si no quiero pensar que luego de 70 días, 90 días o 1 año en que el papá cuide a sus hijos a diario dentro de la casa, él se sienta al igual que nosotros al tener que irse y se vaya a sentir igual de comprometido a futuro a cumplir con las tareas que ya conoce y domina tan bien como las mamás.
En Latinoamérica los países que llevan la vanguardia en estas políticas son Brasil (con sólo 5 días); Colombia (con 8 días para el sector privado); Uruguay (10 días para los trabajadores públicos y 3 días para los privados), Venezuela (14 días) y en primera posición se encuentra Cuba, donde los hombres pueden disfrutar de hasta 9 meses de permiso, pero sin remuneración.
Existen estudios que relacionan muy estrechamente la influencia que la configuración del sistema de permisos ha tenido, especialmente en Islandia, en la promoción de familias (biparentales) en las que las personas sean al mismo tiempo perceptor as de ingresos y proveedoras de cuidados y por tanto en la disminución de la dependencia económica de las mujeres.
Algunas investigaciones muestran que el nacimiento de un bebé es un momento crucial en el que se instalan (o no) los roles de género en el seno de la pareja; se establecen (o no) las relaciones de apego con el bebé; y se ofrece un determinado modelo de comportamiento y de reparto de papeles que incluye todas las personas que integran el núcleo de convivencia y el entorno más próximo.
En estos estudios hay un punto muy importante y es el impacto negativo en el nivel de salarios y el nivel de ingresos reales por el uso del permiso parental.
Durante la primera reforma de Suecia, por cada mes que se utilizó el permiso por nacimiento se redujeron los ingresos de las mujeres en un 4,5% y los de los hombres en un 7,5%. Este fenómeno guarda relación con la brecha salarial existente entre hombres y mujeres. Lo más interesante es que en los países más generosos en permisos para padres, la desigualdad de ingresos se muestra sólo para hombres y mujeres con hijos y que han disfrutado de los permisos; pero cuando la configuración de los permisos fomenta la desigualdad en el uso de los mismos, se produce un efecto negativo sobre el salario de todas las mujeres, no solamente sobre el de las madres.
Entonces, ¿qué podemos concluir? Que hay un largo camino por recorrer para lograr una verdadera igualdad. No tengo duda de que 8 días son una ganancia en la vía correcta, quisiera que fuera parejo para el sector público y privado, pero bueno es un inicio y esperemos que no se quede ahí.
Sin embargo aunque existe un discurso en pos de la igualdad de género por parte de las instituciones públicas y de muchos grupos de mujeres, todavía hoy siguen existiendo grandes diferencias entre hombres y mujeres en cuanto a lo que se refiere a los permisos de maternidad y paternidad en nuestro país y nuestro continente. Esta situación contribuye, por un lado, al fomento del rol de la mujer como cuidadora de los hijos y el hogar y del hombre como el benefactor de los recursos y por otro, a la perpetuación de las desigualdades laborales basadas en la idea de que los hombres resultan más productivos para una empresa dado que cuando tienen un hijo no es preciso que dejen de trabajar.
Esperemos que este sea un inicio para cambiar las políticas de maternidad y paternidad, pues seguir otorgando sólo ese derecho a las mujeres es seguir considerándolas como “madres-amas de casa-cuidadoras de los hijos y del hogar” y al hombre como “trabajador asalariado-proveedor de recursos-protector de la familia”.
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